20.6.09

Aprendiendo que es gerundio

La Conferencia Episcopal Española ha vuelto a dar una lección estupendísima, que El Economista (un gran periódico, por otra parte) resumía de la siguiente manera (que yo sesgo un poco por cuestiones de espacio):

"- Martínez Camino recuerda que quienes ejecutan un aborto quedan excomulgados "automáticamente"
MADRID, 18 (SERVIMEDIA)
La 213 reunión de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española (CEE) ha aprobado por unanimidad una declaración en la que piden a los políticos católicos coherencia para que voten en contra de la reforma de la Ley del Aborto.
El obispo de Madrid y secretario general y portavoz de la CEE, Juan Antonio Martínez Camino, resaltó hoy en rueda de prensa algunos puntos de esta "Declaración sobre el anteproyecto de 'Ley del aborto': atentar contra la vida de los que van a nacer, convertido en 'derecho'".
(...)

"Esto no es imponer nada a nadie, porque, de lo que se trata es de iluminar, ayudar a la configuración de una justa valoración de lo que está implicado en este proyecto de ley, que se considera gravemente injusto", apostilló.

OBJECIÓN Por otro lado, Martínez Camino, que dijo que espera que esta reforma no se apruebe finalmente, defendió la objeción de conciencia para los profesionales que participan en la ejecución de un aborto.
"Ante unas disposiciones legales que llaman 'derecho' a la violación del derecho fundamental a la vida es legítima la objeción de conciencia", sentenció.
Además, el portavoz de la CEE denunció que la reforma de la Ley del Aborto "comete la injusticia de imponer una determinada educación moral sexual, que, además de ser abortista y 'de género', tampoco será eficaz ni como verdadera educación ni como camino de prevención del aborto".
"No se puede aceptar que el Estado imponga por la fuerza de la ley una determinada educación moral a todos los ciudadanos, esto contradice los derechos fundamentales de la sociedad, de los padres, de las escuelas, que tienen derecho a educar a sus hijos según sus creencias morales y religiosas", afirmó.
A renglón seguido, Martínez Camino señaló que "el Estado no puede imponer ninguna moral, ni la católica, y menos una moral basada en el abortismo y la ideología 'de género', porque esto contribuirá a ampliar la presencia del drama del aborto".
Finalmente, el portavoz de la CEE afirmó que el Código de Derecho Canónico recoge la excomunión para quienes intervienen directamente en la ejecución de un aborto, y aclaró que esta excomunión "no la dicta nadie, ni la impone nadie, es automática y va aparejada a ese hecho" de ejecutar un aborto.


Me ha gustado tener conocimiento de esto, porque he aprendido un montón de cosas que yo creía que tenía claras, pero que resulta que no:

1) El debate político, social y moral que precedió a la aprobación de la Ley 9/1985, de 5 de julio de despenalización del aborto en determinados supuestos, no está superado ni constituye un punto del que partir en actuales y renovados planteamientos. Se hace necesario reproducir el mismo debate e idénticos argumentos a los esgrimidos entonces.

2) El que hecho de que vayan al infierno quienes aborten o colaboren con los que aborten, porque así está estipulado en el Derecho canónico (que no canónigo) no es algo que se haya impuesto por derecho, es algo que es así.

3) De igual modo, solicitar que se prohiba (no se apruebe o permita) determinada conducta conforme a unos cánones morales determinados no es tratar de imponer, sino iluminar.

4) Por el contrario, despenalizar una conducta (o más bien mantener una despenalización ya existente) y ampliar los supuesto no punibles, es crear derecho de lo que es un atentado y es tanto como imponer a los ciudadanos que desarrollen tal conducta hasta sus últimas consecuencias, así como imponer los cánones morales que conllevan que tal conducta se halle despenalizada.

Y es que, como siempre me ha dicho mi madre, nunca te acostarás sin saber una cosa más. Qué bonito todo.