27.7.07

Desvaríos varios o del descubrimiento de que orinar no duele



El pasado 2 de julio llevé a Severa Moto al taller, a que la revisaran un poquito, que me hacía unos ruidillos un pelín raros. Serán un par de horas, al final de la mañana te llamamos y te decimos. Por "al final de la mañána" esta gente debía entender "ya cuando nos salga de los huevos", porque no me llamaron y tuve que llamarles yo al día siguiente Oye, que hay que cambiarle la correa, y que tardará un par de días en llegarnos, ya te avisamos.

Llamada va, llamada viene, al final me devolvieron a la pobre Seve el día 19, ahí es nada. Al menos, aproveché tantos días de viaje en “Metro de Madrid: Vuela (y una leche)”, para leer La Torre, de Enrique Cortés, una novela de intriga, que si bien los puristas no lo considerareis “literatura profunda”, sino otro best seller más, yo recomiendo encarecidamente por dos razones, una, porque la historia engancha y es original, y dos, porque el escritor es un compañero de la facultad, respecto del que me hace mucha ilusión que haya conseguido que le publiquen y quiero colaborar a que pueda vivir de esto. Así que todos a comprar La Torre, y a recomendarla por ahí, leñe.

Bueno, total, a lo que iba, que el 19 me llama el chico del taller y empieza a contarme todo lo que le ha hecho a Seve, y para vergüenza mía me dice que es que todavía tenía puesto un limitador (o algo) en el vibrador (o en el variador, qué sé yo) y que, claro, así cómo va a correr y que me la podía haber cargado y que bla bla bla. Y yo que, claro, que es que cómo soy así, que qué desastre.

Tras colgar, le pregunté a mi secre, que de motos sabe mucho, y me explicó lo que era el tal limitador (ella lo explicó muy bien, no obstante lo cual yo no entendí ni papa) y me dijo que normalmente se quita tras el rodaje, en la primera revisión, al año o así.

Avergonzada y apesadumbrada fui a recoger a Seve y le pedí perdón por no haberle quitado antes el limitaleches ése. Ella me dijo que no preocupase, pero que había descubierto un mundo nuevo al comprobar que ese dolorcillo que sufría al intentar acelerar no era normal, no tenía porqué soportarlo y ya ha quedado en el olvido.

Esta conversación con mi moto (sí, qué pasa, necesito vacaciones) me recordó la historia de mi hermano R, que estando ya entradito en la adolescencia fue al médico y ante la pregunta ¿Te duele al orinar? Respondió, ante la estupefacción generalizada, Bueno, lo normal.

Tras alguna operación descubrió no sólo que no es normal que te duela al mear (algo que le había acompañado toda su vida), sino que la micción, según cómo, cuándo y cuánto es, incluso, bastante placentera.

Y para acabar este sin sentido, os diré que anoche fuimos a los Jardines del Galileo a ver Casa con dos puertas mala es de guardar, y me gustó muchisimo, la obra, el recinto, el ambiente, la sangría y todo. Qué bien que lo pasemos.

25.7.07

De por qué ser una buena ciudadana es una puta mierda.


Un día de la semana pasada, no recuerdo cuál, Mari Ici me pidió que la acompañara a su coche, a fin de ayudarla a cargar los bártulos. La acompañé, no sin antes refunfuñar lo estrictamente necesario.

Llegamos a su coche y oímos un ruidillo.
¿Qué es eso? Yo creo que es el ventilador del coche de atrás (o lo que quiera que sea que hace sonar un coche después de pararse). Eso será. Pasó un ratito y el ruido seguía. No puede ser el ventilador (o lo que quiera que sea que...)
, lleva demasiado rato. Para mí que está en marcha. No puede ser, no hay nadie... Vuelta alrededor del vehículo...Para mi que eso de ahí son las llaves, un poco raras, pero las llaves puestas, y efectivamente el motor está en marcha...¿Qué hacemos? No sé, no toques nada, por si acaso. Joder, no lo vamos a dejar así, que se lo van a robar...

Me acerco a los restaurantes de alrededor, a ver si el dueño del coche está comiendo en alguno. No. Vuelvo y miro el ticket de aparcamiento, le quedan unos cuarenta minutos. Llamamos al 112:
Oiga, es que en la calle tal, número cual, hay aparcado un coche, con su ticket y todo, con el motor en marcha y las llaves puestas, y me da mal rollito porque en esta ciudad hay mucho malincuente y lo van a robar, y no es plan. Ok, pasamos el aviso a los munipas, no se preocupe y váyase, que enseguidita van para allá. Pues no me voy, que ya he dicho que me da mal rollito.

Mari Ici tiene prisa y se pira, ya me quedo yo esperando, que será cosa de diez minutos, quince, veinte, treinta, cuarenta... Se acaba el ticket del aparcamiento, los munipas no aparecen, pero digo yo que ya vendrá el dueño a cambiar el ticket, será cuestión de otros diez minutos. Quince... el dueño no aparece... pero lo hacen dos vigilantes del aparcamiento regulado tan estupendo de esta ciudad.

Hola buenas tardes, que a ver si me pueden ayudar, porque estoy aquí hace casi una hora al sol, vigilando que nadie robe este coche que lo han aparcado dejándolo en marcha con las llaves puestas y he llamado al 112 y me han dicho que en seguidita venían los munipas, pero no han venido, y, claro, me da mal rollito irme, y el dueño no aparece, y ya se le ha acabado el ticket... Huy qué barbaridad, cómo es la gente, con la de malincuentes que hay por ahí, pues no podemos hacer nada, sólo llamar al 112 y eso ya lo has hecho tú, y sí, claro, qué mal rollito, cómo te vas a ir, lo mejor es que te quedes, hala maja, que te sea leve.

¡Me cago en diole! ¿Es que vuestra vigilancia es sólo poner multas? ¡Si ni siquiera habéis hecho eso, so putas, que se le ha pasado la hora del ticket! ¿Y vuestra humanidad? ¡Que vosotras tenéis que estar por aquí en cualquier caso, y yo tengo que currar!

Total, que desesperada pienso en volver a llamar al 112 a ver qué cojones están haciendo los munipas que sea tan urgente, y en esto que llega una súper rubia súper estupenda y abre el coche y se mete en él. Allá que llego yo:
¿Eres la dueña de este coche? (La rubia flipa) Sí. Pues te has dejado las llaves puestas y el motor en marcha. El motor sí, es que llegaba tarde a la radio y me he pirado corriendo y no me he dado cuenta, pero las llaves no, es que este coche no tiene llaves, eso de ahí no es una llave, es una palanquita que si le doy aquí para el coche ¿ves? Y no lo podían robar porque tengo este control remoto que es la polla con cebolla y no deja que lo roben.

(Cara de gilipollas de ATT) Ah, pues yo llevo aquí más de una hora esperando porque me daba mal rollo que te lo robaran... Joder, lo siento muchísimo, qué vergüenza, qué putada te he hecho. No, si no lo digo para que te sientas mal (que también, zorra), si no porque como no sabía qué hacer he llamado a la policía, y que no sé si te dirán algo... pues eso, que sepas que ha sido por eso... Ah, no te preocupes, si el coche es de prensa y no está a mi nombre. Ah, vale, pues nada, ya me voy a mi mierda de curro con mi cara de gilipollas y ya está.

¿Por qué este tipo de cosas me pasan siempre a mí?