El viernes salí de currar relativamente temprano, lo que me dio la oportunidad de ir a ver a mi madre y a una amiga hospitalizada más allá del infinito.
Llegué relativamente pronto a mi barrio actual, sobre las 21:30 h., con tiempo de sobra para pensar qué hacer de cenar, hacerlo, comerlo, tirarme a ver la tele y esperar a “mi hombre”, tan trabajador en estos días. Planes sencillitos ¿verdad? Pues fue imposible llevarlos a cabo.
Llegué relativamente pronto a mi barrio actual, sobre las 21:30 h., con tiempo de sobra para pensar qué hacer de cenar, hacerlo, comerlo, tirarme a ver la tele y esperar a “mi hombre”, tan trabajador en estos días. Planes sencillitos ¿verdad? Pues fue imposible llevarlos a cabo.
El barrio ha estado en fiestas en estas últimas semanas, y la verbena está justo detrás de casa, y la gente tiene a bien venir en coche a la verbena. Consecuencia: ni un mísero sitio para aparcar.
Yo, que nunca cojo el coche entre semana, he tenido a bien cogerlo hoy para ir al lejano hospital, justo hoy, que hay verbena.
25 minutos más tarde, desesperadas, Mari Puri y yo dialogamos y consideramos que es buena idea intentar aparcar en el polígono que está detrás de la casa de la madre de Quic, y luego ir a casa dando un paseo de unos 10 – 15 minutos, que tampoco es tanto.
A las 22h. aparco y me encamino a casa. Paro en el chino a ver si se me ocurre qué hacer de cena y comprar los ingredientes necesarios: 2 kilos de patatas, ½ docena de huevos y 2 latas de melva: ensalada campera a lo ATT.
Yo, que nunca cojo el coche entre semana, he tenido a bien cogerlo hoy para ir al lejano hospital, justo hoy, que hay verbena.
25 minutos más tarde, desesperadas, Mari Puri y yo dialogamos y consideramos que es buena idea intentar aparcar en el polígono que está detrás de la casa de la madre de Quic, y luego ir a casa dando un paseo de unos 10 – 15 minutos, que tampoco es tanto.
A las 22h. aparco y me encamino a casa. Paro en el chino a ver si se me ocurre qué hacer de cena y comprar los ingredientes necesarios: 2 kilos de patatas, ½ docena de huevos y 2 latas de melva: ensalada campera a lo ATT.
Llego a casa a las 22:20 h. Busco las llaves en el bolso... Suelto las bolsas de la compra... Me siento en el suelo... Vacío el bolso (precisamente hoy, por razón de grabaciones varias de cierto programa de basket, llevo el bolso a reventar, literalmente) ... Cojonudo, no llevo llaves de casa.
Tras insultarme a mí misma durante unos eternos segundos, llamo a la madre de Quic (sí, sí, justo acabo de aparcar el coche al ladito de su casa) para ver si ella tiene llaves allí. Me dice que sí y le digo que ahora voy, que cojo la moto y estoy allí en un momento.
Tengo la sana costumbre de llevar siempre las llaves de la moto encima... Menos hoy, que, al parecer, he decidido dejarlas junto a las de casa.
“¡Voy a tener que volver andando cargada como una mula, joder!” ... “No, ya lo tengo, como vivo en un bajo, meto las bolsas por la ventana y me voy fresca cual lechuga”
Después de intentar durante al menos un minuto meter las bolsas por la reja de la ventana, me doy cuenta de que la gente de la calle me mira pensando o bien que soy patética o bien que soy una ladrona. Así que desisto de mi gran idea, y me piro cargada como una mula.
Tras un paseo de ida, descojone general de los habitantes de la casa y un paseo de vuelta, por fin entro en casa a las 23:00h. Una hora y media después de llegar al barrio, y sin haber hecho nada interesante. A un tris estuve de sentarme en la plaza, pedirme una ración de calamares y una caña y esperar a que se hundiera el mundo.