10.3.06

El placer de comer.


No pienso dejar que sea Quic el único que presuma de cocinitas, cuando todo lo que es entre fogones (y es bueno, muy bueno) me lo debe a mí.
Así que, puestos a presumir, ahí tenéis el arroz negro que mi santo y yo nos metimos anoche entre pecho y espalda. Se supone que era para dos personas, lo que nunca dije es cuántos días se alimentarían a base de arroz esas dos personas.
He de advertir que mi torpeza como fotógrafa no le hace justicia a mis dotes como cocinera y que, además, hay que tener en cuenta que lo hice en tres fases, debido al poco tiempo libre del que dispongo.
Así, el miércoles noche hice el caldo, el jueves por la mañana hice el sofrito y el jueves por la noche añadí el arroz y dimos buena cuenta de él.
Comí tanto que creo que mi pesadez de estómago ha influido en mis sueños de esta noche en los que me empeñaba en matar a mi santo apuñalándole por la espalda.
Si algún día muere así, no busqueis más: fui yo.

4 comentarios:

El Profesional dijo...

Buenos días y buena suerte.

Quic dijo...

Un espectáculo el arroz negro ése, ni punto de comparación con el pollo pistonudo. Si alguien quiere venir a comer, eso sí, tenemos aproximadamente para un equipo de rugby con utilleros y todo.

noviocadáver dijo...

joder que buena pinta tiene ese arroz negro! y eso que son las 12 de la mañana.. aunq sí para cenar quizá fuera un poco-bastante heavy...

mari-ici dijo...

a mi todo me da asco, buaaaaaaaaaa, aunque el arroz no lo suelo llevar mal, ummmm
oye animate y nos vamos las dos en un plis a esa boda que ahí aunque luego lo vomite , me lo como todo, todo