17.4.06

Es complicado ser feliz. O no, que también pudiera ser.

Ser feliz, completamente feliz, es complicado. O lo hacemos complicado, más complicado cada día conforme crecemos.

De niños cualquier tontería se convierte en un mundo, en una tragedia griega. Pero igual de rápido que llega el drama, se esfuma con una celeridad impresionante. Se olvidan los malos momentos y quedan los buenos. De ahí lo de cualquier tiempo pasado nos parece mejor (que decía la sabia San Basilio, creo).

Cuando crecemos, todo se relativiza. Ya no lloramos (normalmente) porque se nos rompió nuestra goma favorita, o porque no queremos comer las judias verdes.

Pero tampoco disfrutamos de las pequeñas cosas como lo hacíamos antes. Ya no olvidamos los dramas con tanta facilidad, ni nos quedamos con lo bueno solamente.

Creo que hasta hace no mucho era capaz de emocionarme con cosas realmente tontas, y ser feliz un montón de tiempo solo por haberme tomado una caña fresquita al solecito una mañana de verano (y si era en una playa y acompañada de una ración de gambas rojas y sardinas asadas, ni te cuento lo que me duraba el subidón).

Ahora no. Bien es verdad que llueve, y que normalmente no tengo tiempo de tomarme esa caña. Pero si lo hiciera, la felicidad se acabaría con la caña. No duraría ni un segundo más.
Suponía que era normal perder la ilusión por las pequeñas cosas, o dejar de ser feliz con tonterías. Pero el otro día, en medio del viaje de amor y lujo a Bilbao descubrimos a un hombre que se convirtió automáticamente en mi ídolo. Me enamoré de él en medio segundo, y me hizo darme cuenta de cuán equivocada estaba.
Resulta que al lado del Guggenheim hay una fuente consistente en una serie de chorritos dispuestos en fila, directamente en el suelo, sin pilón ni nada (joder, me estoy explicando de pena). La cosa es que puedes pasar entre los chorros, o por encima de ellos, sin estructura arquitectónica (o de cualquier otro tipo) que lo impida u obstaculice en modo alguno.
El tipo/ídolo en cuestión era un hombre de unos taymuchos años, acompañado de su esposa, otra pareja y dos niños de unos 6/8 años.
Jugando con los niños el tipo/ídolo se mojó un poquito y decidió que la vida son dos dias (estoy segura de que decidió precisamente eso) y echó a correr por encima de los chorritos, uno tras otro, empapándose ante las carjadadas de los niños, la estupefacción de la pareja, el flipe de los múltiples viandantes y mi admiración eterna.
Salía de la fuente y le decía a los niños ¿otra vez? , los niños entusiasmados le invitaban a que lo repitiera y su mujer, conteniéndo una sonrisa complice de "ya está éste otra vez con sus cosas" le decía: no, otra no, que te está mirando todo el mundo.
Finalizada la actuación, los acompañantes del tipo/ídolo, se quedaron haciendo un corrillo, mientras éste se alejaba solo y a paso ligero: claramente iba a su casa a cambiarse.
Yo me pasé un buen rato repitiéndole a Quic que ese hombre, el hombre feliz, era mi ídolo. Y me quedé con las ganas de acompañarle en sus carreras fuentísticas.
Desde entonces tengo claro que uno no pierde la ilusión si no quiere. Y sonrío cada vez que me acuerdo de la escena.
Gracias, hombre feliz, quien quiera que seas.

19 comentarios:

noviocadáver dijo...

Es una pena, pero creo que es muy cierto que a medida que uno se hace mayor cuesta más ilusionarse con las cosas... A mí me pasa.

ATT dijo...

Ok Ele, pero conste que me tendrás que contar ese largo y tendido comentario, bien por e-mail, bien en la proxima cena de mierda (como las llama Mami Nena)

Anónimo dijo...

Preciosa historia, qué ganas me han dado de estar allí. Un soplo de aire fresco y de ilusión por saber que ya llegarán tiempos mejores.

Sylvia dijo...

Hice una foto en esos mismos chorrillos mientras unos niños jugaban a apretar los botones y a correr bajo el agua.
No sé por qué no dejé la cámara a un lado y me puse a jugar con ellos, porque hubiera sido fantástico...

Anónimo dijo...

Yo sé de uno, familarmente conocido, en unas fiestas de la Paloma en las Vistillas, a la 1 de la madrugada, en medio de la calle (mientras todo el mundo se refugiaba como podia), él riendo, saltaba sobre todos los charcos a la vez que cantaba bajo una impresionante tromba de verano. Y no le recuerdo borracho. Taxi piscina despues.

ATT dijo...

Anonimo (o anonima, si no me equivoco): recuerdo haber hecho eso mismo junto al familiarmente conocido (Profesional / Gordo Cabrón, si vuelvo a no equivocarme) en unas fiestas en La Cabrera.
Eran otros tiempos, eramos más jóvenes.... qué tiempos.

Sylvia dijo...

Pues lo de la lluvia no me llama tanto, pero lo que tengo claro es que si paso por un parque con columpios y sin niños, me subo y me columpio a gusto un buen rato.
Y la sensación es como volver a tener 7 años y querer tocar el cielo en cada subida...

Quic dijo...

La historia es bonita, pero es mejor como la cuenta ella. De lejos.

Anónimo dijo...

Sabes Att?...tienes muchísima razón, por eso es bueno pararse de vez en cuando a pensar, como lo has hecho, para darle valor a las cosas y cogerle el regustillo. Porque se puede eh????. He disfrutado a lo lindo leyéndote...preciosa manera de darle sentido a la palabra felicidad.

El Profesional dijo...

¿Gordo cabrón? Más bien retrasado profundo.... la cara del taxista cuando me ve aparecer.....

Q le den por saco a la cursileria, la puta felicidad y su búsqueda....

Anda niñata q no sigues disfrutando tiempo de las cosas buenas, de organizar fiestas y cenas, de juntar a los q quieres y de todo lo demás

Q la vida es para vivirla sin preocuparte de si eres feliz o si no lo eres, joder.

El Profesional dijo...

11.- Puto Corazón

Me llamó una madrugada de resacón
Diciendo que le dolía el puto corazón
Que su chica se había marchado a Cancún
Con un charlatán que vendía champús

Yo no tenía nada mejor que hacer
Y aunque no me apetecía me levanté
Por aquello tan antiguo de la amistad
Pa'que no digan "mal amigo, ya me pedirás"

Y nos vimos en un bar del centro de la ciudad
Pa'tomar unas copas y charlar
La locura y los celos de su boca escupió
Pero cometió un gran fallo, me pidió mi opinión

Al fin y al cabo lo que cuenta en un polvo bien pegao
Un poco de ternura y un bistec empanao
Con cuatro patatitas y un huevo bien pringao
Y si te crees que miento, vamos arreglaos

Y si esta caricia no sabes apreciar
Las grandes delicias no podrás disfrutar
Y si te enamoras en plan culebrón
Cómprate un estuche para tu corazón


Me dijo que era un borde y un maricón
Me dijo "Mal amigo" y me trató de cabrón
¡Si lo sé no te llamo! Y yo le dije "por favor"
lo que quieras oír dámelo en un guión

Al fin y al cabo lo que cuenta en un polvo bien pegao
Un poco de ternura y un bistec empanao

qelena dijo...

Dicen por ahí que la felicidad no es un estado permanente, sino la suma de pequeños instantes. Bonita historia...
¿Sabes? Yo lo que hago es hacerle monerías a todos los niños en carrito que pasan por mi lado cuando voy por la calle. Vaya sola o acompañada. A veces la gente me mira raro por ir sacando la lengua y poniendo los ojos en blanco por la calle, pero... la felicidad instantánea que me proporciona un bebé riéndose es impagable.

Hans dijo...

Pues lo de seguir ilusionándose por algo como cuando se es un niño es bastante imprescindible. Luego se pasa mal, pero entre tanto... y es que"Si es bueno, es mil veces bueno/pero si malo, mil también", que decían Los Hermanos Dalton (impagable banda powerpop).
Ah, ATT, btw: lo de "cualquier tiempo pasado ..." lo cantaba Karina. :D

Sylvia dijo...

Madre mía, si os lee el listo de Berkeley suspende aquí a todo Blas y os llevais unas collejas de regalo...
Karina, Karina...
¡¡¡ Lo cantó Jorge Manrique, hostias !!!
¡¡¡ Y allá por el mil cuatrocientos y pico... !!!

ATT dijo...

Hans, gracias por la aclaración. Syl, gracias por la aclaración de la aclaración.
Tienes razón, si nos lee D. Alonso, le da un mal.

Tenía en la cabeza el que me estaba equivocando, de ahí el "creo" (ante la pereza de buscarlo en San Google)

Shakti dijo...

Oye, qué bonita te ha quedado. Al final se me ha puesto la piel de gallina y todo.
A mí también me encanta la gente así, pero sobre todo me gusta cuando soy yo misma capaz de disfrutar de esos momentos perfectos sin que nada me importe...

Hans dijo...

Sylvia, hago la matización de que en el contexto en que se empleaba el fragmento (tomando como referente a Paloma San Basilio), la corrección apuntaba a Karina. Aparte de eso, lo que decía Manrique en los versos once y doce de las "Coplas por la muerte de su padre" es "...cómo, a nuestro parescer/cualquiera tiempo pasado/ fue mejor".
(Lo aclaro más que nada por no llevarme collejas -esta vez- inmerecidas ;-D)
Vosotros es que sois jóvenes y no os han hecho aprender versos de memoria (y entre otros ,las primeras estrofas de las "Coplas").

Tony Tornado dijo...

Lo complicado es hacer de la felicidad un estado permanente. Para mí se compone más bien de mini momentos (ya sean EN BOLAS o no..., que el chocolate o una buena peli que te emocione también vale....)

Bikachus

Anónimo dijo...

Pues estaba yo, toa depre por que me han dejado, buscándo la letra de una canción, cuando me topé con el post. Joder, solo el leerlo ya me ha alegrado un poco el día.
Gracias al hombre/ídolo y a ti por hacerlo público.